Mi nombre es Luis Rojas Solorio, hijo de una mujer que de niña vivió los impactos de la crisis climática en un pueblito llamado Ticuitaco, Michoacán. Recuerdo cómo mamá me ha contado esta historia en distintos momentos de mi vida, pero también ha cambiado mi perspectiva desde que conozco a mayor detalle los impactos de la crisis climática y su conexión con la desigualdad de género. Imagina, leyente, que una historia del pasado de nuestras madres, la que se atesora con cariño, hoy obliga a mujeres y niñas a dejar sus estudios o trabajos para buscar recursos básicos por los prolongados periodos de sequías y lluvias irregulares (ONUMUJERES, 2022). A continuación, quiero compartirte algunos fragmentos de la historia de mi madre y de la familia Dueñas Michel, historias con ubicaciones distantes pero que coinciden ampliamente en los impactos desproporcionados de la crisis climática a las niñas y mujeres.
Mi madre, Ángeles, recuerda su infancia en Ticuitaco caracterizada por el trabajo agrícola y el valor de la familia. Relata cómo, durante las sequías, se esperaba que las mujeres se encargaran de la búsqueda del agua, vital para sus hogares y cultivos. Historias similares emergen de un pequeño pueblo cerca de Tonaya, Jalisco donde la familia Dueñas Michell (compuesta por tres generaciones de mujeres, abuela, madre e hijas) también enfrentaba la expectativa de proveer agua y alimento. A pesar de recordar estas épocas con cariño, al compartirles cómo hoy esta es una realidad exacerbada en miles de mujeres y niñas, la percepción sobre estos recuerdos cambia. Esto despierta una reflexión crítica sobre cómo las realidades pasadas y presentes, que a menudo normalizaron roles de género y esfuerzos desproporcionados, deben ser cuestionadas. Mi madre y la familia Dueñas Michel comparten la importancia de voltear y cuestionar nuestra realidad inmediata y lejana para reflexionar ¿veo historias similares cerca de mí? ¿de qué otra forma impacta la crisis climática a las mujeres? Es decir, nos instan a no normalizar situaciones que impiden el desarrollo individual.
Durante sequías o dificultades de acceso al agua, un elemento común es la existencia de grupos de apoyo. Mi madre y la familia Dueñas destacan que la búsqueda del agua era un esfuerzo comunitario de mujeres y niñas. Dado que esta comunidad era familiar o amistosa, estos espacios se prestaban para compartir experiencias y ofrecer apoyo emocional a través de la escucha activa. Sin embargo, hoy, en contextos de crisis climáticas extremas, las mujeres enfrentan vulnerabilidades adicionales, como violencia de género, explotación sexual y tráfico de personas se ven incrementados (United Nations, 2015). ¿Qué harías? Ser testigo activo y brindar apoyo emocional son pasos cruciales. Esto implica escuchar, validar experiencias, y guiar hacia recursos de ayuda, como los proporcionados por instituciones dedicadas a la defensa de las mujeres (el Instituto Nacional de las Mujeres tiene un directorio que podría ser de ayuda).
Una solución importante viene desde el paradigma de la educación ambiental con perspectiva inclusiva y de género para la revalorización de los impactos, expectativas de género, de cuidados, etcétera. Por ejemplo, Lestari Setyowati y Utami Widiati hacen un esfuerzo interesante al introducir esta perspectiva en la educación ambiental para una clase de Literatura y Redacción.
En resumen, una frase que se repitió en las historias es el “cómo me hubiera gustado que”, develando que el pasado puede y debe cambiar, que el futuro puede ser mejor. Podemos seguir consejos dados aquí o explorar iniciativas y organizaciones que promueven la equidad. Además, en momentos de reflexión como las elecciones, es importante cuestionar a los candidatos sobre su compromiso con la inclusión y la perspectiva de género en la lucha contra la crisis climática. Si buscas ejemplos de figuras públicas o proyectos que integren esta perspectiva, aquí tienes algunas opciones:
- Rise and Root Farm, granja de cinco acres que promueve la justicia social a través de la alimentación y agricultura para construir un sistema alimentario equitativo y que es dirigida cooperativamente por cuatro propietarias que son mujeres, intergeneracionales, multirraciales y LGBTQ.
- PROAmazonía trabaja para empoderar a las mujeres, promover la participación activa en la conservación ambiental y fortalecer su papel como agentes de cambio en la región.
- Vandana Shiva, se centra en la biodiversidad y la conservación, enfatizando cómo las políticas medioambientales afectan a las mujeres en los países del Sur global.
- Aminatou Haidar es conocida por su activismo en derechos humanos y medio ambiente, haciendo hincapié en cómo la explotación de los recursos naturales afecta desproporcionadamente a las mujeres en regiones conflictivas.
Mtro. Luis Gerardo Rojas Solorio
Profesor de Humanidades
Dirección de Innovación Educativa y Aprendizaje Digital
Tec de Monterrey
Referencias: