Cada año, una cantidad significativa de alimentos se desperdicia en todo el mundo desde su siembra hasta que llega a la mesa del consumidor. Este desperdicio tiene un impacto directo en las emisiones de CO2 debido a los procesos involucrados en la producción, transporte y eliminación de alimentos no consumidos.
Ante los retos que nos presenta la crisis climática, es esencial abordar todas las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo aquellas que a menudo pasan desapercibidas como el desperdicio de alimentos. Los ciudadanos debemos comprender la importancia de abordar este tema desde una perspectiva holística. En este texto, hablaremos de la relación entre las emisiones de CO2 y el desperdicio de alimentos, destacando la necesidad de actuar con urgencia para reducir ambos impactos; conocerán algunas estrategias que desde hoy podrán poner en práctica con recomendaciones de cocineras, chefs y entusiastas en el ámbito de optimizar el consumo de alimentos.
En un estudio realizado por la FAO1, muestra que alrededor de un tercio del total de alimento que se destina para consumo es desperdiciado, esto equivale en aproximación a 1300 millones de toneladas al año.
Para poder entender la problemática tenemos que contemplar todos los procesos clave:
Producción. La agricultura es responsable de una parte considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero. El desperdicio de alimentos agrava este problema ya que los recursos naturales como el agua, la tierra y la energía se utilizan en vano para cultivar alimentos que nunca se consumen.
Transporte y distribución. El transporte de alimentos desde los campos hasta los mercados y hogares requiere una cantidad significativa de energía. Cuando se desperdician alimentos, no sólo se desperdician los alimentos en sí, sino también los recursos empleados en su transporte.
Eliminación de residuos. Cuando los alimentos se desechan en vertederos mezclados con otros residuos, se descomponen y liberan metano, un gas de efecto invernadero aún más potente que el CO2. Además, la gestión de los residuos sólidos también consume energía y recursos.
Todo esto puede parecernos abrumador, pero mi intención es que podamos tomar acción a partir de este hecho, aquí les comparto algunos consejos para reducir el desperdicio de alimentos y con ello reducir nuestras emisiones…
- Planificar nuestros alimentos. Organizar y planear nuestras comidas con anticipación ayuda a que compremos sólo lo necesario y evitar compras impulsivas que terminen en desperdicio.
- Almacenamiento adecuado. Este punto es muy importante, ya que es muy raro que en un supermercado nos digan cómo guardar las frutas y la verduras o que venga una etiqueta de cómo deberíamos conservar nuestros alimentos ya cocinados, podemos encontrar sólo algunas leyendas de “mantener en refrigeración después de abierto” pero no hay más detalle de cómo extender su vida útil y reducir la necesidad de comprar alimentos frescos con frecuencia. Otro factor importante es la temperatura del ambiente, pues muchas frutas y vegetales no deberían guardarse en refrigeradores, ya que se conservarían mejor en canastos sin humedad y bien ventilados en alguna parte de nuestra cocina. El frío del refrigerador tiene un efecto de deshidratación para algunas hortalizas de hojas como por ejemplo: espinacas, acelgas, cilantro, lechuga, etc. y al no estar guardadas de manera adecuada aumenta la posibilidad de su desperdicio.
- Preparación o Cocción adecuada. Otro punto importante es la preparación de los alimentos; la forma en cómo aprovechamos de manera óptima nuestros ingredientes se verá directamente reflejado en la cantidad de residuos que generamos. Aquí influyen muchos factores culturales, por tradición o simplemente por desconocimiento, pues cocinar es una actividad que se transmite por el ejemplo y es directamente influenciada por el entorno y la cantidad de ingredientes que tenemos cerca; para este punto les dejaré al final un listado de páginas de chefs, cocineros y entusiastas en el tema del aprovechamiento óptimo de los alimentos donde descubrirán desde cómo cocinar mejor los alimentos hasta cómo comer en su totalidad una fruta, por ejemplo las cáscaras del plátano.
- Compostaje. Siempre que sea posible debemos compostar los restos de alimentos en lugar de desecharlos y mezclarlos en la basura. El compostaje será la mejor opción pues ayuda a ir reduciendo la producción de metano en vertederos y además nos proporciona suelo fértil con el cual podemos seguir produciendo alimento.
Recordemos que en la naturaleza nada se desperdicia, todo tiene una función específica dentro de la cadena, les invito a ver nuestros alimentos con otro lente, uno que nos permita aprovechar al máximo cada uno de los elementos que los componen.
Cierro con esta cita de la directora del PNUMA2
“Disminuir el desperdicio de alimentos reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero y la velocidad de la destrucción de la naturaleza que resulta de la conversión de la tierra y la contaminación. Al mismo tiempo, mejoraría la disponibilidad de alimentos y, por lo tanto, reduciría el hambre y ahorraría dinero en un momento de recesión mundial” -Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
Por: Arq. Sheila Quintana
Líder de proyecto en Ruta Azul
Tecnológico de Monterrey
Notas:
Si te interesa aprender a cocinar de una forma óptima y aprovechar mejor tus alimentos te comparto estas páginas de chefs, cocineros y entusiastas por el buen comer y el mejor aprovechamiento de la comida:
Referencias:
Para más información sobre el desperdicio de alimentos consulta los siguientes sitios de internet:
1 - 2021. FAO, ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA, índice de desperdicio de Alimento. https://www.fao.org/home/es/
2 - PNUMA Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés).