Desde hace 27 años, gobiernos de distintos países, organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales, dirigentes de empresas, observadores, medios de comunicación y representantes de universidades de todo el mundo se reúnen anualmente en diferentes ciudades del planeta con la única finalidad de emprender acciones para enfrentar el cambio climático, que hoy, en pleno siglo XXI, podemos llamar “emergencia climática”.
Objetivos y acuerdos urgentes
Esta emergencia climática empezó con una reunión en 1995 en Berlín, Alemania, con el objetivo de que los países participantes establecieran mecanismos para mantener el control sobre el calentamiento global y determinar la necesidad de reducir las emisiones de gases contaminantes.
Hoy, 27 Conferencias de las Partes (COP) después, en Sharm el-Seikh, Egipto, el objetivo va más allá de la reducción de las emisiones. Los principales temas están vinculados con los efectos que el cambio climático ha generado y los impactos negativos que seguirá generando. La discusión se ha centrado en:
- Financiamiento. Las finanzas climáticas han sido y serán centro del debate. ¿Cómo es que el mundo pagará la factura de los impactos actuales y futuros del calentamiento global? ¿En qué momento, o COP, se hará tangible la promesa de los 100,000 millones de dólares que las naciones desarrolladas darán al Fondo para el Clima con el objetivo de apoyar a las naciones y a las personas más vulnerables?
- Pérdidas y daños. Cada día, los impactos negativos del cambio climático son más continuos y profundos. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) ha definido que las pérdidas y daños incluyen todos los perjuicios y afectaciones de eventos repentinos como huracanes, así como los causados por procesos lentos como la disminución de la criósfera o el aumento del nivel del mar. El debate sobre la importancia de crear un fondo debe centrarse no solo en los daños materiales o la reconstrucción; hacer frente a los daños y perjuicios requerirá de un enfoque en los derechos humanos, ya que la crisis climática ha limitado el disfrute de éstos.
- Energías renovables. ¿Por qué es que la energía es clave para hacer frente a la crisis climática? La energía es el factor que contribuye principalmente al cambio climático y representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). (Naciones Unidas, s.f. ) Reducir las emisiones de GEI de este sector abona a dos acciones derivadas de la COP26 de Glasgow: eliminar gradualmente el carbón y suspender los subsidios a los combustibles fósiles. Trabajar a favor de las energías renovables ayudaría a enfrentar algunas de las afectaciones de la invasión de Ucrania que ha provocado una crisis mundial y ha ralentizado el cumplimiento de los objetivos climáticos de diversos países. Sin embargo, también es una llamada de atención para que los países, empresas y personas se vuelvan autosuficientes energéticamente y la forma más barata de hacerlo es a través de las energías renovables. (Naciones Unidas, 2022)
- Alimentación. ¿Qué tienen que ver los alimentos con el cambio climático? Todas las etapas de los alimentos producen GEI: producción, procesamiento, transporte, distribución, almacenamiento, venta y consumo. (Naciones Unidas, s.f.) Adicional a producir GEI, el alimento se ve altamente afectado por la inestabilidad climática, que es un factor clave en el aumento del hambre y es una de las principales causas de las crisis alimentarias; actualmente hay cerca de 193 millones de personas en contexto de crisis con una inseguridad alimentaria aguda. (FAO, 2022)
- Adaptación. Se refiere a cambios en los procesos, prácticas y estructuras para moderar los daños potenciales o para beneficiarse de las oportunidades asociadas con el cambio climático (United Nations Climate Change, s.f.). En la COP27 se han debatido las soluciones de adaptación para los impactos que ya están sucediendo y prepararse para los futuros. Sameh Shoukry, presidente de la COP27, presentó el primer plan global integral que contiene los “30 Resultados de Adaptación” que atiende objetivos urgentes para 2030; en los próximos 8 años casi la mitad de la población mundial estará en grave riesgo derivado de la crisis climática.
Pacto de Solidaridad Climática, el camino a seguir
La COP27 empezó con la idea de concretar, actuar e implementar. En este sentido, uno de los mensajes más relevantes fue el de António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas: “La humanidad tiene que elegir: cooperar o perecer. Es un Pacto de Solidaridad Climática o un Pacto Suicida Colectivo”. (Naciones Unidas, 2022)
Además de evitar que la temperatura global aumente por encima de 1.5 grados centígrados, el debate en Sharm el-Sheij, Egipto, cerrará con nuevos temas y pendientes que deberán ser abordados en la COP28, en 2023, en Emiratos Árabes Unidos. El incremento de pobres debido a los impactos del clima y a los desplazados climáticos; los problemas de seguridad alimentaria global; los mecanismos para hacer frente a las pérdidas y daños vinculados con la responsabilidad moral de las grandes economías para cumplir con los compromisos climáticos; sumado a la participación de las y los jóvenes, son algunos de los temas que encabezará la COP28 en un país que espera trabajar con la comunidad internacional para acelerar los esfuerzos globales para abordar el cambio climático y la protección del medioambiente con el fin de crear un futuro económico más sostenible.
Mariajulia Martínez Acosta
Directora adjunta de la iniciativa de ODS en el Tec