Las universidades tienen un rol esencial ante la crisis climática como instituciones generadoras de conocimiento, formadoras de personas y actores sociales anclados en comunidades.
En diciembre de 2019, un total de 243 universidades en el mundo, incluyendo al Tecnológico de Monterrey, firmaron la Declaración de Emergencia Climática de Instituciones de Educación Superior. Los compromisos que asumen las universidades son:
- Ser carbono neutral a más tardar en 2050.
- Movilizar recursos para la investigación del cambio climático.
- Promover la educación en cambio climático y desarrollo sostenible en sus campus y comunidades.
Alianzas universitarias; diversidad de esfuerzos
Una de las formas en las que las universidades han iniciado y coordinado sus acciones hacia el cumplimiento de estos compromisos ante la emergencia climática, para asumir su rol y responsabilidad en sus comunidades, ha sido a través de la creación de redes y alianzas enfocadas en la movilización para la acción climática.
Algunas de estas redes y alianzas se enfocan al impulso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (mejor conocidos como los ODS), con un acercamiento más transversal del desarrollo sostenible, mientras que otras han optado por enfocarse o especializarse más en el cambio climático. Existen también aquellas que promueven la investigación y educación, y otras que incluyen aspectos de las operaciones de los campus. El común denominador es el compromiso de impacto colectivo, así como la movilización de recursos y experiencias para acelerar la acción climática dentro y fuera de la universidad.
Colaboraciones regionales y globales
En redes regionales, la colaboración entre instituciones con contextos sociales, políticos y geográficos similares pueden ayudar a la generación de información relevante para la toma de decisiones. Tal es el caso del Capítulo Latinoamericano de la International Sustainable Campus Network (ISCN) en donde se tiene como objetivo el promover la discusión, retos y oportunidades en sostenibilidad de la región, aprovechando los conocimientos de los miembros a nivel internacional.
A nivel global, alianzas como la University Global Coalition (UGC) y la Coalición Universitaria para la Acción Climática (UC3) unen a las universidades con el objetivo de avanzar en el desarrollo sostenible y contra el cambio climático.
Sobre esta última alianza, el pasado 23 y 24 de junio el Tecnológico de Monterrey participó en la Cumbre de UC3 en Vancouver, Canadá, reuniendo representantes de 23 universidades de México, Estados Unidos y Canadá, con el propósito de reflexionar y diseñar estrategias para acelerar la acción climática en los campus, en la comunidad y a escala global. La participación de una universidad mexicana en esta reunión permitió visibilizar las diferencias en la región y asegurar la inclusión de la perspectiva y el contexto mexicano en las decisiones de la red.
Desigualdades regionales
Para las universidades, pertenecer a redes y alianzas trae grandes beneficios, pero también retos y compromisos. Las fortalezas de estas alianzas recaen en elementos clave como los siguientes:
- la posibilidad de compartir buenas prácticas relacionadas con mitigación de emisiones, adaptación a los efectos del cambio climático, resiliencia ambiental, inclusión de la educación para el desarrollo sostenible en planes de estudio, vinculación con los sectores público y privado;
- aprender de experiencia como las estrategias de campus as living labs (o “campus como laboratorios vivientes”) que tienen algunas universidades;
- impulsar proyectos compartidos como estancias de investigación;
- fomentar la movilidad estudiantil nacional e internacional.
Las alianzas sirven como catalizadores, pues urgen a las universidades a realizar compromisos de avanzar hacia metas compartidas, a reportar avances y ser responsables ante la red y ante su comunidad.
Sin embargo, las diferencias de contextos geográficos, económicos, sociales y políticos entre países y regiones tienden a desfavorecer a las universidades en países en donde el acceso a fondos para investigación es limitado, donde las políticas medioambientales y apoyos gubernamentales son escasos, y ahí dónde se sufrirán con más gravedad los impactos de la crisis climática.
Ante esta desigualdad, surgen múltiples cuestiones: ¿cómo pueden las redes y alianzas contribuir de manera organizada al desarrollo sostenible en las regiones con menos recursos? ¿Cuál es el rol de las redes y alianzas para la acción climática de visibilizar estas diferencias y movilizar recursos hacia las regiones más vulnerables? ¿Cómo pueden las universidades unirse para acelerar la acción climática fuera de sus campus? ¿Cómo aprovechar la vinculación entre líderes educativos para asegurar la formación de personas con las competencias para tomar decisiones en pro de la sostenibilidad?
Universidades, enclave de cooperación
Las universidades pueden y deben usar el poder de convocatoria para unir esfuerzos en la sociedad para la acción climática. Convocar con el fin de la colaboración entre todos los sectores de la sociedad: sector público, sector privado, sector social y organismos internacionales.
La vinculación entre universidades no sólo es deseable, es necesaria pues compartimos los mismos retos medioambientales y sociales. Encontrar e impulsar las soluciones también debe ser un trabajo compartido, reconociendo los alcances de cada universidad en su contexto.
Paola Visconti Arizpe
Líder de Vinculación Estratégica
Dirección de Desarrollo Sostenible y Vinculación
Vicepresidencia de Inclusión, Impacto social y Sostenibilidad
Tecnológico de Monterrey