Y… ¿Qué de la IA?
Hace un tiempo, mi primer pinino de interactuar con ChatGPT 3, le pregunté: “¿Me amas, ChatGPT? Respondió, “no entiendo tu pregunta”. Así, plana y seca su respuesta. Pues sí, ¿qué esperaba yo?
Ahora, pienso en las reacciones de millones de usuarios ante ChatGPT 5… Hace unas semanas Open AI le ajustó algo más que precisión: sin aviso previo cambió la personalidad de la IA. Las personas asiduas a este bot pareciera que se sintieron desprovistos de un ser familiar, de una amistad que te responde y aconseja. Y, es que al parecer, ante la sensación de desamparo de sus usuarios, descubrimos que, la que debe verse como lo que es, una herramienta, ChatGPT era la voz que les comprendía, que les acompaña, en la que se confía.
Usuarios de luto encendieron las redes, y... OpenAI dio marcha atrás. Quizá no debemos perder de vista que el avance tecnológico no son sólo números, ecuaciones y programaciones, conlleva el apego humano, sus emociones y percepciones, la sensación de control, de certeza, de comodidad, de utilidad por más fútil que ésta sea.
Pero, las buenas noticias llegan, hay quienes a la tecnología le dan una finalidad increíble, como lo muestra el Artículo de Reflexión, donde el Maestro Luis Gerardo desarrolló el Sentibot-ASE,un asistente docente opcional con el cual en una dinámica de grupo acelera la lluvia de ideas y sugiere preguntas con las cuales, sin sustituir la reflexión en las personas que integran el grupo, apuesta por apoyar a encontrar opciones diversas ante un tema propuesto.
En el caso del del Artículo de Vida Sostenible, la Doctora Lucy nos ayuda a comprender qué tan ínfimos son nuestros límites seguros en cuestión de salud actualmente, puesto que estamos rodeados por micro y nanoplásticos, los cuales logran penetrar hasta nuestras más finas barreras pulmonares enfermándonos al tiempo que seguimos -como especie- apostando por lo plástico.
Lo que sí, es que nada de artificial y sí muy inteligente está siendo el trabajo que realiza el Conejo del desierto cola de algodón en las vastas tierras de Sonora, México. En la Recomendación del mes podemos enterarnos cómo esta especie está regenerando el suelo y ralentizando la desertificación del territorio noroeste de nuestro país.
La IA, no lo sabe todo, bueno, aún no… y, lo que sabe, lo sabe por el cúmulo de experiencias a través de siglos humanos, de tal forma que podría decirse que quien te responde es la humanidad. Así que, sigamos construyendo experiencias, sigamos generando conocimiento, y sí, por medio de las herramientas que desarrollamos. Entonces, si tu Chat GPT “de confianza” ya no te responde de igual forma y te sientes como Theodore en Her, recuerda que: aún hay humanos con los cuales interactuar, platicar, confiar, preguntar, admirar, amar sin un dispositivo de por medio. ¿Qué tan artificial es tu compañía?
La Editora