Quizá, desde que inicié los escritos de este editorial, la idea de que no estoy a favor de la IA o de los chat bots flotaba en el ambiente. Nada más lejano. Tal vez mi forma incisiva y a veces ácida de preguntar qué tan inteligente o qué tan artificial es algo, ha tenido el sabor a negación, pero no, no es así. Los avances tecnológicos me emocionan y me sorprenden. Como humanidad hemos llegado a donde estamos por ser una especie preguntona y curiosa. Pero hay preguntas que nutren y construyen, y, las que abonan al camino vacuo.
Este mes tuve, ahora sí, una muy necesaria indagación. Me puse frente al ChatGePeTé y me pregunté: “qué debía preguntar”; ¿cómo debía ser una buena estructura de pregunta? Ahora sé que hay hasta ingeniería detrás de un buen prompt, pero yo necesitaba algo personal, no una cheat sheet para formular preguntas. Reflexioné, pregunté, cargué un PDF con data y… por fin entendí el amor al GePeTé.
Que si de amores hablamos, probablemente uno en el que debemos recapitular es el amor y el apego al auto. En el Artículo de Reflexión el autor aborda la idea de movernos distinto [y así] transformar la forma en que llegamos y vivimos. Que el camino sea, repensar que el protagonista de nuestras ciudades es y deje de ser el automóvil.
Otro caso de amor, es el que nos comparte la autora del Artículo de Vida Sostenible, donde nos invita -y casi incita- a viajar, sí por gusto, por deseo de conocer, pero también de compartir, de construir comunidades, de vivir la mejora y el cuidado de nuestras formas de producción, de vida diaria sustentable, de conocer diversas formas de vida comunitaria, de percibilr la naturaleza cuidándola, de pertenecer.
Si de amores se trata, la persistencia de la humanidad, que a pesar de los momentos culmen de las grandes sociedades y el tejido de su propio colapso, esta especie sigue avanzando. La Recomendación del mes un libro donde el autor examina, reflexiona, abre preguntas urgentes sobre cómo construir sociedades que no sólo sobrevivan, sino que prosperen.
Confieso. No tengo mucho para este cierre, sólo volver a la pregunta que burbujea: ¿qué tan artificiales son nuestras preguntas.
La Editora