El origen
¿Qué harías si descubrieras un tesoro con 4,500 millones de años de antigüedad? Para nuestro asombro estos son los años que tiene el planeta Tierra. Respiramos fácilmente oxígeno y esto se nos hace muy cotidiano. ¿Realmente valoramos lo que provee la vida en el planeta?
Una manera práctica para dimensionar cuánto tiempo ha tomado al planeta perfeccionar estos procesos es citando al Calendario cósmico propuesto por Carl Sagan. Situó al Big-Bang en el 1ro de enero y los 15,000 millones de años de la historia del universo a lo largo de los 12 meses.
A continuación, identificaremos eventos clave en la evolución de nuestro planeta:
- El 9 de septiembre se forma el sistema solar y el 14 la Tierra.
- El 2 de octubre se origina la vida.
- El 1ro de diciembre tenemos atmósfera con oxígeno; el 20 las plantas colonizan la tierra.
- El 23 de diciembre evolucionan los árboles; el 24 aparecen los dinosaurios y se extinguen el 28 (vivieron 160 millones de años).
- El 30 de diciembre surgen los primates y el 31 los primeros seres humanos.
Ocupamos solo una pequeña fracción en esta escala, la edad humana promedio duraría unos 0.23 segundos. Toda la historia de la humanidad ocupa únicamente el último minuto de este calendario cósmico. Si lo trasladamos a un área, por ejemplo, a un campo de futbol, la historia de la humanidad cabría en la palma de una mano.
Los servicios ecosistémicos
Los organismos fotosintéticos1 generaron las condiciones para una atmósfera respirable y siguen trabajando. La interacción entre los hábitats, el clima y los seres vivos provee condiciones para la variedad de ecosistemas. México es uno de los seis países megadiversos que albergan del 60 al 70% de especies del planeta. Contamos con ecosistemas como pastizales, bosques, manglares y selvas, los cuales proveen servicios ecosistémicos que se categorizan en cuatro áreas:
- De abastecimiento, como alimentos.
- De regulación, como la regulación del clima.
- De apoyo, como el hábitat.
- Los culturales, como actividad de recreo y salud.
El valor de los servicios que proveen a la sociedad y a los seres vivos es vasto. Tan solo los cultivos polinizados por abejas contribuyen aproximadamente a un tercio del suministro dietético humano total. Su importancia se ha estimado económicamente en 16,000 millones de dólares anuales, tan solo en EE. UU. Sin embargo, los beneficios ecosistémicos van más allá de lo económico, y modificar su funcionamiento genera riesgos incalculables.
La actividad humana y los límites planetarios
Las actividades humanas en estos últimos 0.19 segundos cósmicos han modificado drásticamente el funcionamiento de los ecosistemas. Por ejemplo, de los nueve límites planetarios establecidos2, se ha reportado que este año ya hemos superado seis de ellos, rebasando el nivel de operación segura en:
- El agua limpia (disponible para las plantas).
- Los ciclos biogeoquímicos (del nitrógeno, del fósforo).
- El cambio de uso de suelo.
- Los productos nuevos (como los plásticos).
- El cambio climático.
- La integridad de la biósfera (la pérdida de la biodiversidad).
Esta crisis planetaria se origina de un desequilibrio debido a la velocidad en la que hemos extraído recursos naturales, la cual sobrepasa la capacidad de los ecosistemas para regenerarse. Estamos poniendo al límite los ecosistemas, acabando con ellos y su capacidad de resiliencia para evitar los riesgos.
Ecosistemas funcionales contra los riesgos
Desde 1990 los riesgos hidrometeorológicos superan el 90% de todos los riesgos de desastres naturales. El 13 de octubre se ha establecido por la UNESCO como el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. Este año de manera especial se ha integrado la reducción de riesgos sobre adaptaciones basadas en los ecosistemas. De esta manera los ecosistemas son aliados estratégicos para proveer resiliencia ante el cambio climático y reducir la exposición a los riesgos.
El ejemplo más emblemático de reducción de riesgo en las costas son los manglares. Recientes modelos económicos reportan que los manglares brindan servicios de protección contra las inundaciones, los cuales superan los 65 millones de dólares y benefician a más de 15 millones de personas cada año. Los manglares, junto con los arrecifes de coral, proveen a su vez de reducción del impacto de los huracanes, hogar y refugio a muchas especies, favorecen la captura de bióxido de carbono, ayudan a la purificación del agua, proveen medicinas y son bellos para visitar.
¿Cómo podremos valorar más el funcionamiento de los ecosistemas perfeccionado por más de 4,500 millones de años de evolución? Los servicios ecosistémicos proveen beneficios sociales, económicos y ambientales. No solo nos abastecen y nos protegen, somos parte de ellos, somos parte de un sistema.
Actuemos como si fuéramos el resultado de millones de años de evolución, porque, en efecto, lo somos. Hemos estado sobre este planeta un tiempo ínfimo y en ese tiempo hemos desestabilizado los sistemas naturales hasta el punto de no retorno. Asumamos nuestra responsabilidad en la salvaguarda del planeta y de nuestra propia civilización.
Para mayor detalle sobre los límites planetarios ver el documental Romper los Límites: la ciencia de nuestro planeta
Mtra. Aura Elena Moreno Guzmán
Profesora investigadora, Tec de Monterrey
Campus Puebla
1 Los organismos fotosintéticos, como las plantas, las algas, algunas bacterias, entre otros, son aquellos que capturan la energía solar y por medio de este proceso son capaces de elaborar su propio alimento y pueden usar dicha energía en producción de compuestos orgánicos.
2 Un límite planetario delimita un ámbito de actividad seguro para los seres humanos respecto de la resiliencia de la biosfera; en otras palabras, establece la capacidad de la biosfera para recuperarse de las perturbaciones (ocasionados principalmente por las actividades humanas) y regresar a un estado estable. Los nueve límites identificados son: el cambio climático, la integridad de la biodiversidad (funcional y genética), la acidificación de los océanos, el agotamiento de la capa de ozono, la contaminación por aerosoles atmosféricos, los flujos biogeoquímicos de nitrógeno y fósforo, el uso del agua dulce, el cambio de los sistemas terrestres y la liberación de nuevos productos químicos (incluidos los metales pesados, los materiales radiactivos y los plásticos, entre otros). (Rockstrom et al, 2009).