Sigo tanto como puedo los acontecimientos políticos planetarios -en general, esto no va de puntualizar- y es que tengo la sensación de que se mueven a veces muy rápido, no alcanzo a digerirlos, ¿te pasa igual? Aunque por momentos los siento como una masa amorfa gelatinosa que tiene vida propia, que repta lento pero constante. Me recuerda una peli de los 80, donde una masa consumía todo a su paso, podías correr pero siempre terminaba por alcanzarte, por devorarlo todo, para así, alimentarse de lo que engullía. Siento que así se conjura el miedo, así lo expanden aquellos que lo utilizan, sea para convencerte por repetición o por aturdimiento o por deseo aspiracional.
Comienzo así, con este intento de visibilizar la sensación masuda, pesada y devoradora del exceso, donde los acontecimientos actuales por instantes nos rebasan, lo que quizá, nos hace presa fáciles del hiperconsumo: sea de noticias, comida, bebida, o productos que de verdad, verdad, no necesitamos… es así que nuestra Recomendación del mes, el documental Compra ahora: la conspiración consumista, nos lleva a observar de forma crítica cómo el sistema económico global ha sido diseñado para fomentar el consumo sin límites, a costa del planeta y del bienestar humano.
Es aquí donde los dos artículos de este mes nos ayudarían a repensar aún más aquello que nos puede activar, que nos mueva a nuevas formas de actuar, sea de forma personal o comunitaria. Por ejemplo, el autor del Artículo de Vida Sostenible nos insta a ser curiosos pero inquisitivos, para con detenimiento observar, planear y organizar lo que consumimos, cómo y dónde lo hacemos, que hagamos un mapeo de aquello que sí necesitamos, dónde lo obtenemos y detectemos lo que no es necesario, el texto invita a ser nuestros propios críticos del consumo personal.
Tal vez, ese detective interior nos impulse a develar y viralizar acciones que se interrelacionan con la educación ambiental, a comprender la importancia del conocimiento relativo al cuidado del ambiente, así, el autor del Artículo de Reflexión, nos habla de la relevancia de la educación ambiental popular como enfoque en la búsqueda de mecanismos para encontrar un futuro sostenible, centrando su importancia en la colaboración, el uso de tecnologías y la adaptación cultural, ya que promueven una conciencia crítica hacia los retos ambientales que ya enfrentamos.
Ante todo lo que tenemos de frente, nuestro miedo no es artificial, es más real que ciertos instantes efímeros cuando ves una peli de horror. El miedo, como ya lo he reflexionado en editoriales pasados, te sirve o le sirve a otros: esto es, te hace pensar y, en efecto resorte te mueve o te evades cubriendo la desazón con lo que te haga sentir seguridad y control, como calmante que te brinde la sensación de bienestar: el hiperconsumo. Que el miedo no te nuble, ¿qué tan artificiales son tus decisiones?
La Editora