Madre no necesita ser quien sólo nos engendra sino quien nos imagina, crece y nutre. Gracias a nuestra jocosidad mexicana, no escribo aquí mi pregunta a la IA, no quise que se mal leyera o reinterpretara la esencia de mi cuestionamiento, pero formulaba mi real curiosidad por indagar en el origen de la IA y si ésta la denominaría madre. Como suponen, en efecto, no supe preguntarle[1].
Si hablamos de dar vida, este mes, el Artículo de Reflexión nos trae algunas preguntas y datos acerca de la conferencia Our Ocean, donde de vuelta al Mar Mediterráneo, seguimos escuchando acerca de la protección ambiental a partir de la economía azul sostenible. ¿Es esto posible con la forma de vida “civilizada”?
El Articulo de Vida Sostenible recae en una poderosa pregunta, ya que cierto es que ni todos se detienen a reflexionar, a pensar en alternativas acerca de su consumo diario, sea de recursos naturales o de productos industrializados, o de realizar acciones climáticas, ni todos tienen opciones de hacer cambios a pesar de que pudiesen tener las mejores intenciones.
Quizá la Recomendación del Mes nos ayude a por lo menos enterarnos de los problemas álgidos que tienen siete metrópolis de Latinoamérica y desde ahí observar nuestra propia ciudad, la que si bien nos “ve” nacer, crecer, o desarrollarnos. La serie Soy Tu Ciudad, te sitúa en el “dolor” de cada una de estas ciudades, al conocer y comprender sus problemas y posibles soluciones, podríamos intentar devolver algo a nuestro terruño y la comunidad con la que la compartimos.
Este mes que a veces se siente tomado por las madres y docentes, estos seres que nos enseñan, nutren y educan de distintas formas, me hizo pensar más bien en el origen, el nacimiento de las cosas, el punto de partida como la génesis, el surgimiento de algo, como por fin el interés de hacer las cosas de modo diferente, de hacer preguntas distintas para buscar caminos que sí nos llevasen a no sé si un mejor futuro pero sí hacia un horizonte nítido… ¿Qué tan artificial -es el origen de tus decisiones de vida?
La Editora
[1] Y es que de eso se trata, de saber preguntar. Que esas preguntas arrojen datos que hagan sentido. Entonces mi curiosidad natural me llevó a rastrear información a la vieja usanza: el oráculo Google. Mi lógica me dice que para que una máquina “inteligente” te responda, debió/debe ser alimentada, enseñada, programada por alguien, una persona, humano. Siendo así, pensé que el origen de la IA debía remontarse no al código de los chat bots, sino, a su raíz, a los códigos primigenios, a su génesis. Recordé uno de los intervalos de “Maniac”, un libro de Benjamín Labatut que recién leí, donde en el pasaje de Klára Dán, el cual me hizo rastrear más fuera del libro, la primera programadora que como supondrán no fue reconocida sino hasta hace poco. Esta mujer podría decirse la primera madre -de muchas- de la IA, pues la programación de la Maniac, es la base de todo el desarrollo digital computacional.