Ese ensueño llamado libertad. No, claro que no le pregunté acerca de ello a la IA, vaya usted a saber, ¿qué gama de constructos me arrojaría ese receptáculo nebuloso? A raíz de varios sucesos a lo largo -larguísimo- del último mes, me he cuestionado más allá de mi tema favorito ‘la temporalidad’, he pasado momentos silenciosos y turbulentos cavilando acerca de la libertad. No me voy a poner filosófica pues no me alcanza el espacio, pero… ¿es la libertad una ensoñación? Que basta un tronar de dedos, y… ¡piuff! “despiertas”, te encuentras en encierro o te has liberado.
Este texto en modo taciturno mucho tiene que ver con aspectos personales, familiares, geopolíticos y biodiversos, pero, en especial me zarandeó la pregunta del Artículo de Vida Sostenible: ¿es posible hablar de libertad cuando el plástico se encuentra hasta en las entrañas más profundas de nuestro cuerpo? Así arranca la autora, quien a lo largo de sus líneas cuestiona de forma tajante y responde contundente a esta “dichosa” Libertad en tiempos plásticos, donde plantea que el plástico está por doquier, a donde mires, nos tiene en aprehensión, donde la salida es justamente un nuevo imaginario, con el cual, de modo colectivo, cambiemos de paradigma.
No soy capaz de una mañana sin café, no sé ustedes, pero ahí mi libertad está tomada, tanto por mi café recién molido como por el proceso de producción que hay detrás para que estos granos de café lleguen al molinito de mi cocina. Ni estoy del todo libre del café, ni la Coffea arabica libre de que le caiga un hongo. Más allá de la taza de café, el Artículo de Reflexión nos ilustra cómo en los últimos años debido al cambio climático, el enemigo silencioso que se ha expandido y tomado territorios sanos, la roya está siendo tratada bajo un enfoque disruptivo, donde en lugar de liberarse, de erradicarla, se busca aprender a convivir con ella. Otro cambio de paradigma.
¿Qué tiene que ver la crisis climática con el colonialismo? La Recomendación del mes: un video reportaje que no sólo nos plantea la posibilidad de que el colonialismo es parte sustancial de la emergencia climática que ahora vivimos, también nos pone de frente la supuesta libertad de elección que es nuestro sistema de consumo, el que nos mantiene en un estado de necesidad de extraer de devastar, nos contiene dentro de la negación y olvido de saberes ancestrales.
No sé si la libertad viene con cargos, pero sí sé que con responsabilidades. No sé si son tiempos plásticos, pero sí sé que es la época de lo inmediato, de la necedad, del detrimento de los recuerdos. Una fisura del ensueño en el que creemos vivir por la falta de crítica consciente. Pienso que, si nos tomáramos un momento, varios instantes, unos cuantos minutos, podríamos reflexionar antes de decidir, tomar tiempo de la vorágine para preguntarnos: ¿qué tan artificial es tu libertad?
La Editora