Project Manager de Ruta Azul (Tecnológico de Monterrey)
Mientras los efectos de la crisis climática se vuelven más y más abrumantes, hoy en Nuevo León por fin se habla expresamente del cambio climático como una emergencia que afecta nuestro estado; un reconocimiento público que ya habían hecho varias instituciones como universidades u organizaciones de la sociedad civil y que apenas hicieron las actuales administraciones estatal y local.
Compromisos de acción climática de los gobiernos de Monterrey y de Nuevo León
Después de este reconocimiento, vinieron compromisos internacionales, el más ambicioso es el de Race to Zero, en el que estados y municipios que integran la Mesa de Colaboración Metropolitana de Nuevo León prometieron alcanzar la neutralidad de carbono a más tardar al 2050. Con ello se alinean en aspiración al objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento del promedio global de temperatura por debajo de los 1.5 grados centígrados.
Siguiendo este compromiso, el 4 de junio de este año, los gobiernos de Nuevo León y de Monterrey anunciaron el arranque de los trabajos para la elaboración del plan estatal y metropolitano de acción climática, el cual será el principal instrumento de política pública para guiar la ruta para lograr el objetivo de la neutralidad de carbono; proceso que tomará alrededor de 1 año en completarse. Estos compromisos y elaboración de política pública sin duda son esenciales, pero no podemos darnos el lujo de rezagar aún más lo que tiene impacto tangible e inmediato en mitigar las causas y construir resiliencia frente a los efectos de la crisis climática.
“Arroyo vivo”, ejemplo de acción climática multisectorial
Lo cierto es que en las comunidades y ciudades del país las problemáticas son tan evidentes y graves que no tenemos ni debemos esperar un largo proceso que determine que hay un problema que debe remediarse. Parece una conclusión obvia, pero por años nos hemos concentrado en foros, diálogos, diagnósticos, artículos de investigación y planes que no se han materializado en acciones en la escala necesaria. Por décadas se ha repetido hasta la trivialización que la crisis climática es un problema de todos y que todos tenemos responsabilidad en resolverla, pero ¿qué significado práctico y de impacto pueden darle a esto las instituciones?
A nivel global las universidades están asumiendo un rol cada vez más activo, no solo como educadoras y generadoras de investigación y conocimiento para la acción climática, sino como articuladoras de proyectos multisectoriales, en los que reúnen los recursos necesarios, es decir, fondeo, talento, innovación, tecnología, infraestructura, etc. provenientes de diversos aliados para resolver los grandes retos ambientales y climáticos de comunidades y ciudades. Un ejemplo particular en Monterrey, es el proyecto “Arroyo Vivo” el cual surgió desde la Alianza para la Acción Climática de Monterrey (ACA – MTY), una coalición de acción climática que integra a 39 actores de los diferentes sectores en el que se incluye al Tecnológico de Monterrey.
Este proyecto multisectorial es co-diseñado entre cuatro miembros del Comité Técnico de ACA – MTY, el fondeo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), Fundación FEMSA y del Tecnológico de Monterrey, aunado al trabajo, capacidades y voluntades de organizaciones de la sociedad civil, empresas y los gobiernos de Nuevo León y Monterrey, donde el objetivo de estas instituciones –en colaboración con las comunidades de la Campana Altamira y Distrito Tec- es el de contribuir a la recuperación del ecosistema urbano del “Arroyo Seco”, hoy muy impactado por la contaminación por residuos y descargas ilegales.
El proyecto también busca generar el primer modelo de reciclaje inclusivo en Nuevo León, que dignifique el trabajo de las personas dedicadas a la pepena. Es así que los beneficios del proyecto van incluyen:
- Disminución y prevención de contaminación de cuerpos de agua.
- Preservación de biodiversidad.
- Potencialización de los servicios ecosistémicos del arroyo.
- Prevención de inundaciones.
- Beneficios comunitarios.
La solución es de todos
Así como el caso del Arroyo Seco en Nuevo León, sobran problemas que son de todos y que justo por eso, nadie se responsabiliza de resolverlos, o también, que son tan complejos que a una sola institución no le alcanzan los recursos para hacerlo. Es en los proyectos multisectoriales con aportaciones específicas de una serie de instituciones donde podemos darle sentido práctico a la trillada frase que los problemas de todos solo pueden ser resueltos por todos.